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Faustino le diagnosticaron en 2011 leucemia linfoblástica aguda y los médicos
que lo tratan decidieron que, al tener un hermanito compatible, lo mejor era
apostar por un trasplante para lograr la cura y evitar una recaída en el futuro
La leucemia es el cáncer más común en la
primera infancia: 3 a 4 de cada 100 mil niños desarrolla un tipo agudo de esta
enfermedad. La historia de Faustino y Benjamín, dos hermanitos que superaron
juntos la leucemia en el hospital de Niños de La Plata, único centro de la
Provincia donde se realizan trasplantes pediátricos de médula ósea.
Faustino Cascallares tenía 4 años cuando
descubrieron que sufría leucemia. Vivía, como ahora, en el partido bonaerense
de Laprida, jugaba todo el día en la estancia donde su papá era encargado y era
un nene que ni siquiera se resfriaba seguido. Este año Faustino se convirtió en
uno de los 210 niños trasplantados de médula ósea por el sistema de salud
público de la Provincia y en uno de los 100 que lo hicieron con un donante
relacionado: en su caso el donante fue Benjamín, su hermanito de apenas 3 años.
“El trasplante de Faustino y Benjamín fue
hecho por nuestro equipo del hospital Sor María Ludovica que, junto con la
unidad para adultos del hospital provincial Rossi, ya logró superar los 800
trasplantes de médula ósea, una cifra que demuestra la excelencia médica y los
recursos disponibles para todos los bonaerenses, pero también para ciudadanos
de otras provincias”, afirmó el ministro de Salud de la Provincia, Alejandro
Collia.
La leucemia no requiere antecedentes
familiares y, la mayoría de las veces, se desconoce su causa. Los especialistas
apuntan a varios factores que pueden ir desde lo genético hasta lo ambiental.
Lo que sí se sabe es que es el tipo de cáncer infantil más frecuente, que el
pico de casos en la niñez se da entre los 4 y los 6 años, y que las
posibilidades de sobrevida sin nuevas recaídas son alrededor del 70% para la
leucemia linfoblástica y del 45% para la leucemia mieloblástica.
El caso de Faustino comenzó con moretones
en el cuerpo que su mamá, Mariana Torriani, asoció naturalmente a los juegos
del nene en el campo. Pero cuando vio que los hematomas quedaban colorados y no
se oscurecían, y detectó la presencia de una fiebre leve pero persistente,
comenzó a preocuparse. Entonces llevó a Faustino al pediatra. La doctora dijo
que el nene debía estar incubando una gripe, pero Mariana no se quedó tranquila
y le pidió una orden para hacer un análisis de sangre. Dos días después estaba
internado en el hospital de Niños de La Plata.
Este tipo de enfermedad en la sangre no es
común, pero representa el 50% de los cánceres en la infancia y se sabe que de 3
a 4 niños (menores de 15 años) por cada 100 mil desarrollarán un tipo agudo de
leucemia. No hace muchos años atrás los casos de leucemias infantiles que no
lograban curarse con un tratamiento de quimioterapia eran derivados para
trasplante en el exterior. Actualmente la provincia de Buenos Aires lleva 210
trasplantes de médula ósea en niños.
Faustino llegó al hospital provincial Sor
María Ludovica en noviembre de 2011. Esa misma semana comenzaba con un
tratamiento de quimioterapia y la familia entera se mudaba a La Plata. Las
sesiones se realizaron desde noviembre a abril de este año y durante todo ese
tiempo la familia vivió en un departamento alquilado, a cuatro cuadras del hospital.
“Nunca estuvo decaído, siempre tenía ganas
de jugar, lo más difícil fue hacerle entender que tenía que quedarse en el
departamento, no podía salir porque sus defensas estaban muy bajas”, recuerda
hoy Mariana, su mamá.
“Aproximadamente el 75% de las leucemias
linfoblásticas y el 40% de la leucemias mieloblásticas andan muy bien sin
necesidad de un trasplante”, explicó la
doctora del hospital de Niños, Alcira Fynn, y resaltó que “el trasplante se
reserva para los casos en que fracasa la quimioterapia de primera línea”. En el
caso de Faustino el trasplante se llevó para lograr una cura definitiva.
El nene sufría una leucemia linfoblástica
aguda y el equipo médico del hospital decidió que al tener un hermanito,
probablemente compatible, lo mejor era apostar por un trasplante para evitar
una recaída en el futuro. Aproximadamente un 30% de los niños con este tipo de
leucemia vuelven a sufrir la enfermedad y en forma aún más grave. Resultó ser
que Benjamín sí era compatible y se puso fecha al trasplante: 19 de junio de
2012.
“Nos llaman los médicos para ver si
queríamos hacer un trasplante. Significaba la curación de Faustino. Entonces le
explicamos a Benjamín, al hermanito, que
se iba a internar para curar a su hermano. Estaba contento. No podés llevarlo
con mentiras”, explica hoy Mariana, se emociona y no deja de agradecer al
equipo médico del hospital provincial.
Ya hace cuatro meses que Benjamín fue
trasplantado, todavía sigue con los controles en el hospital y comenzó hace
pocos días a dejar de usar barbijo para salir de su casa.
Fuente:saludable

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