En las últimas semanas los residentes en esta hermosa villa, han sido testigos de la actuación de las autoridades en contra de las personas que han escogido la vida delincuencial, como forma de operación de sus actos reñidos con la ley y la buena convivencia de los ciudadanos dentro del marco social, que debe regir toda norma de vida comunal. Han sido muchas las personas detenidas por el hecho de estar ligadas a actividades delictivas y estar al servicio del crimen organizado. Diferentes redadas llevadas a cabo por las autoridades policiales y judiciales, han dado al traste con operaciones ilegales, desde ventas de estupefacientes hasta los juegos de loterías ilegales, sin obviar las ramas cada vez más sutiles de la vieja práctica de la prostitución. Los miembros de las familias que todavía creen en la sana convivencia y las normas de conducta ligadas a los más sanos principios de conducta, han visto con agrado la actuación de las autoridades y les animan a seguir en esa tesitura, para salvaguardar la existencia pacifica de los residentes de esta villa y no que un grupo de personas que buscan vivir una vida sin control y frenos morales, hagan de la comunidad un centro de sus operaciones deshonestas y delictivas. Al apoyar estas medidas que han dado al traste con esas operaciones ilegales, diferentes sectores han visto como numerosos hispanos se han visto envueltos en estos hechos condenables, cosa que no debe incluir para que todos los hispanos sean vistos como iguales a los dedicados a delinquir y que las actuaciones de los que han optados por lanzarse a llevar a cabo actos reñidos contra la ley, sirva para medir a todos con la misma medida. Existen diferentes factores sociales que puedan influir en el comportamiento de esas personas, para que hayan tomado la decisión de dedicarse a una vida apartada fuera de la buena convivencia social y comunitaria. Uno de esos factores podría ser la falta de oportunidad para alcanzar determinados objetivos en la vida, como falta de empleos, la dificultad para alcanzar llegar a la universidad o simplemente, por no contar con las orientaciones de unos padres que en su debido momento, no pudieron estar al lado de sus hijos para brindarles ese apoyo emocional y moral que ellos demandaban, debido a que las circunstancias económicas de tener que regentear dos trabajos para poder hacer frente a sus responsabilidades como proveedores, así lo demandaban. Unido a esto, tenemos que mencionar el deterioro de la educación en nuestras escuelas, debido a que cada profesor tiene que enfrentar el reto de tener en sus aulas una cantidad de estudiantes superior a lo normal, situación derivada del cierre de varias escuelas en el áreas y la proyectada maniobra de cerrar algunas otras de tanta trascendencia para nuestros estudiantes. Las oportunidades cada día se reducen más y el círculo se cierra y nuestros jóvenes solo miran un camino para poder sobrevivir en su mundo de metas frustradas y objetivos truncos. Es frecuente ver a nuestros jóvenes deambulando las diferentes calles de la localidad sin un objetivo en perspectiva, dedicados solo a vivir el momento presente y sin un claro sentido de un futuro promisor en sus vidas, solo tienen dos cosas en su mundo estrecho y sin visión, tener sexo y pasarla bien; esto es el fruto de vivir medalagariamente en su mundo de ideales fallidos y un sendero donde lo fácil es lo que debe prevalecer. Tanto hombres como mujeres que se han dedicado a utilizar a nuestros jóvenes en el sucio negocio de la delincuencia, deben ser responsables ante la justicia por sus actos reñidos contra la ley y las buenas costumbres. Nos duele cuando vemos jóvenes deambulando por esas calles de Dios sin un objetivo en la vida que no sea el de vivir una vida ligera y fuera de los cánones morales y sociales que sostienen nuestra sociedad. Es hora de que todos nos aboquemos a buscar soluciones a estos problemas sociales y que de una forma cabal, demos el apoyo a nuestras autoridades en su lucha contra la delincuencia. Si todos aportamos nuestra cuota de responsabilidad en este sentido, veremos en muy corto tiempo que las autoridades no tendrán que llevar esposados a nuestros hijos ante el juez que aplicará justicia por los delitos cometidos. No todo está perdido, todavía estamos a tiempo de rescatar de las garras del desaliento a nuestros jóvenes y encausarlos por el sendero de la racionalidad, la justicia, la moral, la paz y el amor fraternal.
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