Estos vehículos están parqueados en lugares, donde es prohibido, en parqueos para personas discapacitadas y encimas de las líneas y estos no reciben ningún tipo de multas.
Desde hace algún tiempo hemos venido denunciando la actuación de las autoridades de algunas demarcaciones geográficas en el condado de Rockland, con respecto a determinados sectores étnicos, principalmente contra los hispanos. De acuerdo a las investigaciones que hemos realizados, nos hemos encontrados con que las autoridades tienen preferencias contra algunos comercios a los cuales les permiten que sus clientes se puedan parquear en lugares prohibidos para otros conductores, lo que al decir de los comerciantes les está acarreando dificultades en el desarrollo de sus establecimientos. Igual sucede con los encargados de poner multas a los conductores que no poner dinero en los parquímetros, estos solo hacen el recorrido por determinadas zonas de la villa, tal pareciera que han recibido instrucciones en ese sentido. Cuando determinados conductores provenientes de otros lugares visitan algún establecimiento de la villa, las autoridades son complacientes con esos conductores a los que les permiten parqueo en lugares vedados para otros, eso es discriminatorio contra los residentes. Es hora de que estas medidas sean aplicadas a todos por igual y que las medidas complacientes con determinados establecimientos comerciales, termine de una vez; esto va en contra de otros comerciantes que al igual que todos pagan puntualmente sus impuestos. Hay que ser realistas, sino hay voluntad de unir criterios en contra de estas medidas que afectas a determinados sectores, no se podrá alcanzar que las autoridades cambien sus sistemas de presionar a los comerciantes hispanos con medidas que a todas luces parecen discriminatorias. Son muchos los esfuerzos que se han realizados en el sentido de unir los comerciantes hispanos bajo una organización que los representes con dignidad, pero más han podido las apetencias personales que la voluntad colectiva y a la hora de poner los objetivos comunes sobre la mesa de organizarse, las trabas, la competencia desleal, la indiferencia, la falta de credibilidad y sobre todo, la intolerancia, han abortado todo tipo de intento de organización en ese sentido. Una vez más el clamor de los comerciantes que se dicen perjudicados por las medidas que dicen ser discriminatorias contra ellos, se hace sentir y la respuesta está en sus mismos lamentos, pues en reiteradas ocasiones han sido convocados para tratar de unir voluntades y todo ha sido en vano; es como el cuento del muchacho y el lobo. El muchacho que cuidaba las ovejas de su padre y como se sentía aburrido, comenzó a gritar el lobo, llegó el lobo; salieron todos los habitantes del pueblo dispuestos a acabar con el feroz lobo y al ver la actitud de ellos el muchacho comenzó a reírse. Pasó el tiempo y en otra oportunidad volvió el muchacho a gritar el lobo, llegó el lobo, nuevamente los habitantes salieron en disposición de acabar el lobo sanguinario y otra vez, el jovenzuelo volvió a reírse de ellos. Al cabo de cierto tiempo, volvió a escucharse el grito desesperado del joven gritando llegó el lobo, aquí está el lobo, pero nadie le hizo caso y ningún habitante de la aldea salió a defenderlo por creer que se trataba de una broma. Efectivamente, vino el lobo y como nadie salió a defender al muchacho y las ovejas, el lobo mató a todas las ovejas y el joven avergonzado huyó para salvar su vida. Esto puede aplicarse a los comerciantes que siempre se quejan y cuando llega el momento de tomar las decisiones al respecto, se hacen los disentidos y siguen soportando las medidas que de acuerdo a sus propios criterios los perjudican grandemente. Ha llegado el lobo y todos debemos salir a defender la existencia para que la buena voluntad prevalezca entre los comerciantes y los habitantes de la villa. Mano a la obra, esta es la hora y este es el mejor momento de actuar.=
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