Al día siguiente de Navidad, Juchen Martial quería celebrar su cumpleaños 19.
Así que él y cuatro amigos del Pequeño Haití alquilaron el domingo una habitación en un motel de Hialeah para una noche de diversión y comida rápida.
A las 2 p.m., una mucama del hotel descubrió a los cinco adolescentes muertos, aparentemente asfixiados con monóxido de carbono.
El auto en que iban, un Kia Optima rojo, se quedó encendido en el estacionamiento de la primera planta, donde sólo cabía un vehículo. La puerta de la escalera que llevaba al segundo piso estaba ligeramente abierta, permitiendo que el mortal gas inodoro llegara hasta la habitación.
"Parece que esto ha sido un trágico accidente'', afirmó Carl Zogby, portavoz de la policía de Hialeah.
El motor del auto todavía funcionaba cuando la policía y los bomberos de Hialeah llegaron el lunes por la tarde al motel.
Las víctimas fueron: Martial, que cumplió 19 años el domingo; Evans Charles, de 19; Jonas Antenor, de 18; Peterson Nazon, de 17; y Jean Pierre Ferdinand, de 16.
El auto pertenecía a otro amigo, quien se lo había prestado al grupo para la celebración del cumpleaños.
Los cinco fueron hallados con sus ropas de calle puestas y tendidos sobre, y alrededor, de una cama.
Bolsas de McDonald's, con parte de la comida sin consumir, fueron halladas en la habitación.
Los adolescentes habían entrado el domingo, alrededor de las 9 p.m., en el Hotel Presidente, ubicado en la 1395 SE y la 8 Ct., cerca del Aeropuerto Internacional de Miami, y frente a Okeechobee Road. Las habitaciones se alquilan por $62 la noche.
Temprano en la noche, el Kia prestado les había dado problemas.
Alrededor de una hora antes de entrar en el hotel, otro amigo, Maxon Ofea, de 18, le había aplicado una descarga a la batería del auto.
"Pensaron que el auto no quería arrancar. Esa fue la razón por la que sucedió todo'', señaló Ofea, que creció junto con los otros adolescentes.
"En este mismo momento deberíamos andar de paseo'', añadió Ofea.
Otro amigo, Richard Dalce, de 26 años, indicó que los jóvenes decidieron dejar el motor en funcionamiento para que la batería se recargara.
"No quisieron apagar el auto'', agregó Dalce.
Dalce, Ofea y alrededor de una docena de amigos se lamentaban el lunes por la tarde frente al Hotel Presidente.
"Mataron a mi hijo, mataron a mi hijo'', gritaba en creole Immacula Nazon, de 38 años, en el estacionamiento del motel. Peterson, de 17, era el menor de sus tres hijos, y el único varón.
"Me siento tan mal porque toda esta mañana llamé por teléfono y nadie respondió'', dijo Nazon.
Patricia Nazon, de 22 años, recordó que cuando oyó del plan del motel, le recomendó a su hermano que se quedara en casa.
"Yo les dije: ‘¿Qué van a hacer en un motel? Quédense en casa', pero sus amigos les decían: vamos, vamos'', explicó la joven.
Su hermano y los otros adolescentes aparentemente eran amigos desde hacía largo tiempo en su vecindario del Pequeño Haití.
Juchen Martial nació en Cabo Haitiano y llegó a Miami cuando tenía 6 años, dijo el tío Patrick Martial, quien ayudó a criar a Juchen tanto en Haití como en Miami. El hombre describió a su sobrino como tranquilo y alguien que escuchaba.
"Cuando le hablabas y le decías ‘Juchen, no hagas eso', el decía ‘Sí, OK' '', recordó Martial, quien agregó que su sobrino trabajaba en un Wendy local y esperaba graduarse pronto de high school.
El sábado, la familia se reunió por Navidad. Patrick Martial llamó a su sobrino el domingo, el día de su cumpleaños, y Juchen le dijo que iba a un centro comercial. Más tarde trató de llamar de nuevo a Juchen, pero éste nunca respondió al teléfono.
La policía aún investiga las muertes, pero las autoridades creen que fueron causadas por el monóxido de carbono.
No había señales de drogas ilegales o alcohol en la habitación.
No es la primera vez que varios jóvenes han muerto de un aparente envenenamiento con monóxido de carbono en un motel en Hialeah. En el 2005, dos jóvenes mujeres y un amigo adolescente fueron encontrados muertos en un auto en el Chesapeake Motel, en el 935 W. de Okeechobee Rd.
Las víctimas --de 16, 18 y 20 años de edad-- habían entrado en el estacionamiento del hotel, cerrado la puerta y dejado el auto en marcha. Los estacionamientos de la planta baja del Chesapeake, al igual que los del Presidente, están conectados a las habitaciones individuales, para permitir que los huéspedes entren y salgan en privado.
Una ley de la Florida del 2007 requiere que se instalen detectores de gas en las habitaciones de los calentadores de agua de los hoteles y moteles. También exige que todas las casas y edificios de apartamentos construidos después del 1ro. de julio del 2008, que tengan un calentador, una chimenea o un estacionamiento conectados estén equipados con una alarma a 10 pies del interior de las habitaciones.
Un factor en la aprobación de la ley fue la muerte en el 2006 de un turista en un hotel en Cayo Hueso.
Thomas Lueders, de 26 años, estaba en el Doubletree Grand Key Resort con su padre cuando murió debido a humos de monóxido de carbono provenientes de la habitación de calentadores de agua de la puerta contigua.
Sólo seis días antes de la muerte de Lueders, tres huéspedes que estuvieron en la misma habitación se sintieron mal.
La policía de Hialeah investiga la inspección y los registros de incendio del Hotel Presidente para ver si se le había ordenado al edificio que instalara detectores de monóxido de carbono, dijo Zogby.
Los detectives encontraron detectores de humo en el estacionamiento de la planta baja y en la habitación del segundo piso, pero los investigadores tratarán de determinar si el equipo funcionaba y era capaz de detectar el monóxido de carbono, agregó Zogby.
Un amigo de los adolescentes hizo un llamado por más medidas de seguridad.
"La habitación estaba cerrada como si fuera un avión. Esta es una habitación de un hotel. Tienes que tener conductos de ventilación. Un incidente menor puede causar una gran tragedia'', señaló Junior Reeds, de 26 años.
El sábado, la familia se reunió por Navidad. Patrick Martial llamó a su sobrino el domingo, el día de su cumpleaños, y Juchen le dijo que iba a un centro comercial. Más tarde trató de llamar de nuevo a Juchen, pero éste nunca respondió al teléfono.
La policía aún investiga las muertes, pero las autoridades creen que fueron causadas por el monóxido de carbono.
No había señales de drogas ilegales o alcohol en la habitación.
No es la primera vez que varios jóvenes han muerto de un aparente envenenamiento con monóxido de carbono en un motel en Hialeah. En el 2005, dos jóvenes mujeres y un amigo adolescente fueron encontrados muertos en un auto en el Chesapeake Motel, en el 935 W. de Okeechobee Rd.
Las víctimas --de 16, 18 y 20 años de edad-- habían entrado en el estacionamiento del hotel, cerrado la puerta y dejado el auto en marcha. Los estacionamientos de la planta baja del Chesapeake, al igual que los del Presidente, están conectados a las habitaciones individuales, para permitir que los huéspedes entren y salgan en privado.
Una ley de la Florida del 2007 requiere que se instalen detectores de gas en las habitaciones de los calentadores de agua de los hoteles y moteles. También exige que todas las casas y edificios de apartamentos construidos después del 1ro. de julio del 2008, que tengan un calentador, una chimenea o un estacionamiento conectados estén equipados con una alarma a 10 pies del interior de las habitaciones.
Un factor en la aprobación de la ley fue la muerte en el 2006 de un turista en un hotel en Cayo Hueso.
Thomas Lueders, de 26 años, estaba en el Doubletree Grand Key Resort con su padre cuando murió debido a humos de monóxido de carbono provenientes de la habitación de calentadores de agua de la puerta contigua.
Sólo seis días antes de la muerte de Lueders, tres huéspedes que estuvieron en la misma habitación se sintieron mal.
La policía de Hialeah investiga la inspección y los registros de incendio del Hotel Presidente para ver si se le había ordenado al edificio que instalara detectores de monóxido de carbono, dijo Zogby.
Los detectives encontraron detectores de humo en el estacionamiento de la planta baja y en la habitación del segundo piso, pero los investigadores tratarán de determinar si el equipo funcionaba y era capaz de detectar el monóxido de carbono, agregó Zogby.
Un amigo de los adolescentes hizo un llamado por más medidas de seguridad.
"La habitación estaba cerrada como si fuera un avión. Esta es una habitación de un hotel. Tienes que tener conductos de ventilación. Un incidente menor puede causar una gran tragedia'', señaló Junior Reeds, de 26 años.
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